martes, noviembre 20, 2012

El Conflicto como Endémico en la Sociedad

Un primer modelo mental respecto a la naturaleza del orden social dicta que el conflicto es inevitable en toda sociedad, e incluso causa de su progreso. Esto, aunado a los conceptos del ser humano como inherentemente violento y mezquino, se traduce en una sociedad donde predomina la constante pugna en todos sus ámbitos. A continuación analizaremos algunos elementos de este modelo mental, relacionados con la ‘ley de la selva’, la competición, el poder y la guerra.

a. La Ley de la Selva

En los albores de la ciencia biológica, la “ley de la selva” se definía mediante observaciones poco rigurosas de seres vivos individuales en su entorno natural. Se veía a las plantas compitiendo por agua, nutrientes e iluminación, a los animales disputando los espacios y alimentos, y a todos comiéndose entre sí. En consecuencia, durante mucho tiempo se creía que la “ley de la selva” consistía en la lucha por sobrevivir a expensas de las demás criaturas que competían por los mismos recursos de la naturaleza.

Inspiradas en esta teoría, muchas sociedades y en particular las occidentales, comenzaron a modelar sus instituciones y estructuras sociales en base a esta lucha, competición y rapacidad, supuestamente universal y necesaria. De este modo, la economía se organizó como una competición por acaparar recursos limitados, el orden político se volvió una pugna entre partidos por aumentar su poder, y así sucesivamente.

Sin embargo, con el nacimiento de la ecología como ciencia en los años 1960, por primera vez se contó con las herramientas necesarias para realmente estudiar los ecosistemas de manera sistemática y científica. A fin de probar la concepción tradicional de la “ley de la selva”, se estudió qué sucedía al eliminar de un hábitat a todos los miembros de una misma especie. Si fuera verdad la noción de la competición por recursos limitados, las demás especies habrían mejorado su condición, pues “menos boca, más me toca”. Sin embargo, los resultados demostraron lo contrario: la extracción de una especie tuvo un impacto negativo, no sólo en las demás, sino en la salud del ecosistema como un todo. Fue necesario reintroducir las especies eliminadas para ayudarlo a volver a un equilibrio simbiótico.

A raíz de estos y otros experimentos, se ha concluido que en realidad la “ley de la selva” consiste en la cooperación y el apoyo mutuo entre todos los seres vivos. Por tanto, si deseamos que la vida humana cumpla con la verdadera “ley de la selva”, será necesario cambiar nuestro proceder individual y orden social tradicional para que reflejen los mismos principios de cooperación, ayuda recíproca y servicio mutuo que caracterizan a los diversos ecosistemas del planeta.



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