martes, noviembre 20, 2012

Fatalismo y Determinismo

Otro asunto de importancia vital es el del fatalismo y determinismo. Los conceptos del hombre como animal racional han llevado al determinismo de creernos obligados a actuar de cierta manera por circunstancias que se escapan a nuestro control. Éstas pueden ser internas, como una herencia animal, programación genética, agresividad inherente o egoísmo innato, o externas, como las fuerzas impersonales de nuestro entorno natural o sociocultural. De modo similar, el fatalismo consiste en creer no sólo que todo aquello que nos sucede en la vida está prefijado por el destino o – en su versión teológica – por Dios, sino que el comportamiento humano es controlado por su naturaleza inherente.


El fatalismo y determinismo comparten los mismos efectos perjudiciales, ya que plantean el destino como algo ineludible, al que hay que someterse. Esto nos convierte en sujetos pasivos y víctimas impotentes de fuerzas que no necesariamente benefician a la humanidad.

Quienes tienen un modelo mental determinista o fatalista tienden a culpar al destino o al entorno por los comportamientos negativos, en vez de considerarle al individuo como responsable de sus acciones. De este modo, el modelo lleva a una abdicación de la responsabilidad. Si la persona se considera víctima de las circunstancias y carente de control sobre su propia vida y acciones, culpará a otros por los problemas en su vida, ya sea al gobierno, a la economía, a un entorno desaventajado, o a la falta de amor paternal. Tendrá poca motivación para ejercer su voluntad y asumir responsabilidad por sus propias acciones y las consecuencias de éstas.

Sin embargo, un determinismo moderado puede cumplir una función positiva al llamar la atención a la influencia del entorno en la formación de nuestro autoconcepto, siempre y cuando no omita la necesidad y posibilidad de la transformación personal, ni deje la responsabilidad de la transformación social en manos de otros fuera del entorno inmediato.

“…la biología no condena a la humanidad a hacer la guerra… Así como las ‘guerras comienzan en la mente humana’, también la paz se origina en nuestras mentes. La misma especie que inventó la guerra es capaz de inventar la paz. La responsabilidad está en cada uno de nosotros”. (Declaración de Sevilla)[i]
Asimismo, tendría sus aspectos positivos el sostener un fatalismo moderado, como el confiar en que Dios confirmará aquellos esfuerzos nuestros que aporten a su plan divino, o tener la certeza de que todo lo que nos sucede en la vida – tanto si nos agrada o no – viene a contribuir finalmente a nuestro crecimiento y maduración. Bajo este enfoque podemos optar por aprender de lo que nos sucede en la vida en vez de simplemente soportarlo como una carga onerosa.


Referencia:

[i]. Declaración de Sevilla.




Para mayores informes sobre este y otros temas similares por el mismo autor, haga clic aquí.

No hay comentarios.: