Hace dos mil años, varias tribus se encontraban divididas por sangrientas luchas entre sí. Sus identidades separadas se centraban en sus respectivos dioses tribales, cada uno plasmado en una imagen a la cual adoraban.
Durante varios siglos, un pequeño puñado de personas sacrificaron comodidad, descanso y a veces sus vidas mismas por infundir en estas tribus la lealtad hacia un Dios único, logrando así su unificación en un solo pueblo que en poco tiempo dio lugar a una de las más grandes civilizaciones hoy conocidas.
Hoy, dos mil años más tarde, dos comunidades indígenas en la provincia de Cotopaxi se encuentran en una lucha sangrienta por asegurarse la propiedad de una imagen de madera. Ante ello, un sacerdote antropólogo se propone estudiar este fenómeno desde su “aspecto lúdico”, buscando compararlo culturalmente con un partido de fútbol.
¿Qué pudo haber sucedido para que los líderes espirituales del pueblo abandonen su misión unificadora y se abandonen a la cultura de la confrontación y del conflicto que predomina en el pensamiento y las instituciones de la sociedad actual?
lunes, octubre 03, 2005
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